Hace
mucho tiempo que quiero tener esta conversación, no he encontrado las palabras
para poder hablar y decirte como me siento, es difícil, ni siquiera yo sé muy
bien que me pasa. He visto a mi psicóloga unas tres veces y aún no sé qué
sucede. Creo que son sentimientos que bloqueo, que no me dejo sentir y por eso
estoy tan confundido.
Por
mucho tiempo quise que nos volviéramos a ver, estuvimos tanto tiempo separados
y ahora que por fin estamos juntos siento que estamos más lejos que nunca,
siento que es mi culpa, estoy tan enojado y no sé por qué. Debería estar feliz,
pero siento más rabia que nunca, no sé si es conmigo, con los demás, de verdad
no tengo idea.
Tengo
tantas cosas en mi cabeza, a veces pienso que soy cínico, otras veces que soy egocéntrico,
inseguro o que simplemente busco excusas para sentirme mal, que busco llamar la
atención. Son cosas que pienso para tratar de darle un motivo para esta
constante angustia que siento en mi pecho.
Hace
tanto tiempo no hablamos, a veces imagino estas conversaciones, las cosas que
te quiero decir, como que las planeo. Es que cuando hablo contigo nunca puedo
decir todo, como que me corto y entro en blanco. Serán nervios tal vez, aunque últimamente
he pensado que ya no tenemos la confianza para hablar de esta manera, o tal vez
nunca la tuvimos, no lo sé, pero ya no siento que podamos hablar tranquilamente,
en absoluta confianza, ya no puedo sincerarme contigo ni mostrarte como me
siento porque estoy incomodo cuando hablamos, siento que me vas a juzgar, que ya
no me apoyarás incondicionalmente como antes, puede que sea mi imaginación y no
sea realmente así, pero ya no siento que podamos hablar, ya no te siento como mi
confidente, creo que es porque siento que no te importo, que no te preocupas
por mí, siento que cuando hablamos y te cuento mis cosas, es como si hablara
con un desconocido, cuando le pides a alguien que no conoces que te escuche y
ese lo hace por buena voluntad pero nada más, realmente no le importa lo que le
digas y probablemente lo olvide en unos minutos.
He
estado mal por varios meses y ni una vez me has preguntado cómo estoy, me has
visto mal y no muestras ni un signo de preocupación y eso me duele, me duele
porque siempre me decías que siempre estarías para mí, que siempre me tratarías
de ayudar en lo que sea posible, que no importaba que, siempre podría contar
contigo pero no me lo demuestras, y siento que solo yo creí en esas palabras,
por mucho tiempo pensé que tenía alguien con quien hablar, a quien contarle mis
cosas, alguien que al escucharme sentiría que no estoy solo y ahogado en mis
pensamientos. Me sentía seguro, sentía que por fin le importaba a alguien,
cuando te conocí pensé que tenía una segunda oportunidad en la vida, una
oportunidad para botar todas las murallas que construí para protegerme en mi
soledad, pero ahora, ahora que nos vemos todos los días, siento todo menos eso.
No
sé si todo esto es solo mi perspectiva, una perspectiva egocéntrica que piensa que
todo gira en torno suyo, que esto pasa por mi culpa, que yo hice algo mal o que
haces las cosas que haces pensando en mí, en como me van afectar. Tal vez es
solo una perspectiva cínica que piensa y espera lo peor, que cree que pensar
algo lindo y positivo es iluso y engañarse a uno miso. Una perspectiva insegura
que piensa que no le importo a nadie y que todas las cosas que me han dicho,
todo el apoyo que me han dado solo era una mentira que me dijeron por buena
educación.
Me
he comportado como un imbécil, pesado y con cara de pocos amigos. Sé que dije
que estoy enojado, más enojado que nunca y que no sé por qué, pero te juro que
no es por ti ni por nadie, es por esta confusión que no me deja saber qué es lo
que siento, qué es lo que me pasa, es la ganas de ir hablar, reís, disfrutar tu
compañía y darte un abrazo, pero ser incapaz de hacerlo.
Me
siento tan ahogado, tan solo, más que nunca en verdad, porque, aunque nunca
tuve muchos amigos, y nadie con quien hablar mis cosas, estar ahora estando
contigo todos los días, la persona que me dijo que siempre me iba a escuchar y
no poder decirlo me duele más que toda la soledad que experimenté nunca, siento
que, aunque acompañado, no tengo a nadie, siento que perdí a una persona que quiero
mucho y duele bastante si te soy sincero. Creo que es esta sensación de haber
perdido lo que me hace sentir rabia, una rabia enfocada en más de una
perspectiva, una rabia que está dirigida hacia mí que me culpa exclusivamente
por habernos distanciado, una rabia hacia ti por pensar que me abandonaste y me
mentiste, una rabia por ser tan inocente e ilusionarme con una simple relación
de cortesía.
Pensé
que éramos amigos, y no sé si en realidad lo seamos, lo digo porque no conozco
cual es la realidad de nuestra relación, solo conozco mi perspectiva la cual me
dice que no lo somos, que nunca lo fuimos y que me ilusioné o me mintieron,
quiero conocer la verdad, preguntarte qué piensas tú, pero el miedo a tu
respuesta y a tu reacción me paralizan, me da miedo saber si tengo razón y me
da miedo estar equivocado y alejarte por como pienso de ti, que mi inseguridad
me haga pensar que todas tus muestras de afecto no hayan sido reales.
Estoy
enojado con todos y con nadie, creo que lo sé todo y creo que no sé nada. Estoy
en un mar con una tormenta perdido y sin saber dónde ir.
No
quiero quitarme más tiempo, o que me sigas viendo llorar mientras te digo tantas
estupideces mías, solo quiero pedirte disculpas y explicarte lo que me ha
estado pasando en este último tiempo, no sé qué piensas y tampoco quiero
escucharlo. Quiero irme, espero algún día estar preparado para saber en verdad
qué piensas tú, pero hasta entonces solo me puedo despedir, adiós y espero poder
volver a ser como era antes, alguien relajado que disfrutaba de tu compañía, y
no el amargado confundido de ahora. No puedo decir que esté usando el traje
negro o el rojo, esto no tiene nada que ver con ellos, este solo soy yo, la
totalidad de la persona que está debajo de esos atuendos, todos tenemos un lado
negativo, con las cosas que nos avergüenzan y que sabemos debemos cambiar, esas
emociones destructivas que no ayudan a nadie, y también tenemos ese lado correcto
del que estamos orgullosos y tratamos de ser cada día, esa persona positiva que
ayuda y cuida a todos. Pero en este momento soy yo, alguien que quiere hacer lo
correcto pero que está tan atormentado que no puede, este soy yo, no el traje.
Mierda,
si me costó tanto hablar y decir todas estas cosas frente al espejo, no me
imagino lo mucho que me costará decirle a todos ustedes, a las 7 personas que
más quiero en mi vida.
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